Actualmente, los derechos humanos son un tema que se encuentran en el debate público. Su importancia y utilización ha generado grandes expectativas sociales y construido falsas suposiciones personales, sobre todo en los justiciables que los han exigido y manejado como el medio para requerir el cumplimiento de algunos de ellos, con la mira de obtener una vida digna y/o poder desarrollar libremente su personalidad.
La justiciabilidad de los Derechos Humanos es muy polarizante, pues nos encontramos en situaciones de que el Estado es el medio para el cumplimiento de los mismos, o si el Estado debe generar las condiciones para que las personas puedan realizarse, sin exigir o chantajear al estado con sus deseos y aspiraciones personales (o de un grupo).
Este texto gira entorno a la problemática de la consideración, reconocimiento y justiciabilidad de los Derechos Humanos. Pues esto ha tornado al Poder judicial en una oficialía de partes, en el que exige a las instituciones de gobierno su actuación e intervención para dar cumplimiento a una petición en materia de DDHH. Esto ha provocado que se mal entiendan, soliciten, entreguen o manipulen los mismos, y se construya una carga sobre la esencia de esta institución moral universal, para convertirse en el medio para solicitudes personales o de un grupo amparadas en un Derecho Humano.
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