Por Pedro Grández Castro, Director de Palestra Editores
Palestra Editores está de aniversario. Fue fundada el 04 de noviembre de 1996 por un grupo de estudiantes de la Universidad Mayor de San Marcos que estaba culminando sus estudios en la Facultad de Derecho. La historia de la editorial está muy ligada a la experiencia personal de sus fundadores. Para costear nuestros estudios universitarios, algunos de nosotros tuvimos la oportunidad de colaborar con la prestigiosa editorial Cultural Cuzco, realizando correcciones de texto o elaborando índices analíticos. En aquellos años, aquella casa editorial era el referente más importante de la edición jurídica en el país.
Ese breve contacto con el mundo de los libros bastó para encender en nosotros la inquietud de emprender un proyecto que nació como un pasatiempo juvenil, en un contexto poco alentador. No debe olvidarse que, como ahora, aquellos fueron años de crisis democrática y de corrupción institucional, en los que gran parte del sistema de justicia se hallaba bajo control político del régimen. No parecía, entonces, el escenario más propicio para jóvenes que buscábamos un futuro profesional en el Derecho. Esta fue una de las razones por las que buscamos “ocuparnos” en alguna actividad mientras mejoraba los tiempos para el Derecho.
Sin embargo, los años noventa también trajeron consigo cambios significativos en la institucionalidad jurídica del país. Se crearon nuevas entidades como la Defensoría del Pueblo y diversas superintendencias, concebidas para optimizar los servicios públicos: la SUNAT o la SUNARP son buenos ejemplos. En el ámbito jurisdiccional, el Tribunal Constitucional se reinstaló el 24 de junio de 1996, inaugurando una etapa prometedora que, lamentablemente, duró poco. Su existencia pronto se mostró incompatible con la naturaleza autoritaria del régimen de Alberto Fujimori. Antes de cumplir un año de funcionamiento, el Congreso destituyó a tres de sus magistrados, dejándolo sin el quórum necesario para pronunciarse sobre la constitucionalidad de las leyes. Así, el Tribunal quedó, en la práctica, despojado de su función esencial. Solo después de la caída del régimen, y en cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sus miembros destituidos fueron restituidos y la institución pudo retomar su labor.
De este modo, los primeros años de Palestra coincidieron con los últimos del régimen de Fujimori. Siempre lo recuerdo cada aniversario, pues, sin proponérnoslo, nos habíamos preparado para convertirnos en la editorial de la transición democrática. Los primeros años del nuevo siglo fueron de aprendizaje y entusiasmo, animados por la promesa de reconstrucción institucional. Nuestro pequeño proyecto editorial, nacido con el apoyo de profesores de nuestra querida Universidad Mayor de San Marcos, pronto contó también con la confianza de destacados juristas como Luis Prieto, Marina Gascón, Susanna Pozzolo, Manuel Atienza, Luis López Guerra, Luigi Ferrajoli o Eduardo García de Enterría, entre otros de nuestros primeros autores europeos.
El interés por la literatura constitucional, la argumentación jurídica y la filosofía del Derecho postpositivista encontró en nuestro joven fondo editorial un espacio fértil de difusión en toda América Latina. Los tiempos acompañaron: no solo el Perú, sino buena parte de la región, se abría al mundo en busca de un diálogo horizontal sobre la democracia y los derechos humanos, alentado por una jurisprudencia cada vez más ambiciosa, tanto en los tribunales nacionales como en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Fueron los años de mayor expansión de los estándares de protección de los derechos y también los sistemas democráticos parecían fortalecerse cada día más. Aunque no sea fácil precisar cuándo ese impulso se detuvo y comenzó a revertirse, parece claro que aquel ciclo de avances —por lo menos en su intensidad inicial— ha quedado en suspenso por ahora.
Hoy, el panorama regional es complejo y difícil de predecir. Sin embargo, algo puede afirmarse con cierta certeza: la cultura jurídica regional se ha renovado como nunca antes lo había hecho en décadas. Desde Palestra nos sentimos muy contentos con haber contribuido, modestamente desde nuestra labor editorial, en fortalecer el discurso de los derechos y la institucionalidad democrática en la región. El año próximo cumpliremos 30 años y mantenemos el optimismo de que pese a los ciclos de retrocesos que percibimos, los buenos libros de Derecho, siempre tendrán lectores que creen en la paz, la democracia y el bienestar de todos.
Lima, noviembre de 2025

